‘SOMOS’ REPRESENTÓ UNA ATREVIDA Y DIVERTIDA ‘HISTORIAS DIVINAS DE LA MUERTE’ LA VÍSPERA DEL DÍA DE TODOS LOS SANTOS EN LA CASA MAYOR GUERRA

Con el silencio, el viento y la luna de fondo y el respeto que conllevaba la representación de Historias Divinas de la muerte, la Casa Mayor Guerra fue acogiendo, en tres pases consecutivos, desde las 19.00 horas del pasado miércoles, 31 de octubre, a un expectante público, que fue recibido por dos estupendas azafatas, y hombres de negro…

 

“Somos” puso en escena una atrevida, divertida y melodramática representación de ‘Historias Divinas de la muerte’, con una excepcional puesta en escena, recorriendo exteriores e interior de la Casa Mayor Guerra, que se llenó de actores y actrices, que recibieron a un receptivo público, desde la escalera que da acceso a la Casa, y que no pararon de tener sorpresas durante toda la velada.

La muerte, su lucrativo negocio, las vidas que juegan con la muerte, la dulce y atrevida muerte, llevaron al público de una historia a otra a una noche donde predominó el riguroso luto, sorprendiendo a un entregado público que les devolvió con sonrisa, risas y aplausos esta excepcional puesta en escena. El público tuvo la ocasión de reír, entristecerse, jugar con las ironías, y sobre todo reflexionar sobre la vida y la muerte.

Vida y muerte son dos palabras contradictorias, pero en esta obra se han mezclado para caminar de la mano por el sutil filo de la navaja, no sabiendo bien cuándo la balanza se decide hacia un lado o hacia el otro.

En la pregunta sin respuesta acerca de lo que es la muerte, se fueron hilando historias, encontrando un canto a la vida que se muestra en forma de humor,  personajes grotescos que tratan de ganar unos segundos, unas horas, un poco más de tiempo para seguir entre los vivos, aunque su vida sea un verdadero infierno.

La muerte amiga, la romántica, la inocente, la principiante… ¡Tantas y tantas muertes!, sin olvidarnos de lo lucrativo que puede resultar  morirse. Una invitación a dar un paseo por el camino que transitamos, sin darnos cuenta que siempre está ahí, a nuestro lado acompañándonos.