En la noche del 31, la víspera del día de los difuntos, pudimos ver “Divinas de la muerte, la historia continúa…”, representada en las distintas habitaciones de la Casa Mayor Guerra, como continuación de la apuesta teatral estrenada en el año pasado, con gran éxito de público.
Una novedosa puesta en escena a cargo del grupo de teatro SomoS, que dirige Esther Vazquez, con gran acierto. Las habitaciones de la casa se convirtieron en pequeños escenarios donde se desarrollaba en cada una de ellas una escena, todas ellas de gran calidad. Así pudimos disfrutar del teatro y de las dependencias del maravilloso espacio que es la Casa Mayor Guerra.Nos encontrábamos nada más llegar al recinto con un cementerio con sus originales lápidas, las entradas en forma de ataúd, la bienvenida a cargo de las azafatas de ATOM, que nos ofrecían el nuevo producto de su empresa: Externet, para comunicarnos con nuestros seres queridos en el más allá. Con seis recorridos alternativos, que duraban en torno a los diez minutos cada uno, dio comienzo la función a las 20.00 horas.
Los asistentes pudieron disfrutar en el más estricto de los silencios con el monólogo de la viuda reprochándole a “Óscar”, la vida que le había hecho pasar, a la adolescente en “La rosa azul” que se encontró con la muerte antes de lo que esperaba, “Las plañideras” que, mientras cumplían con su trabajo no dejaban el cotilleo de lado, “El testamento”, donde se encontraban la viuda y amante tratando de averiguar a cuál de ellas dejaba el difunto mayor fortuna, “La Tani”, el tanatopráctor , que mientras nos contaba su vida, no dejaba de realizar su trabajo con un macabro final, y “¿Quién?”, un clásico donde se pone de manifiesto la negación del amor al prójimo.
La oferta de la víspera del 1 de noviembre en San Bartolomé estuvo bien surtida de contenidos teatrales, que todos tenían un nexo, la muerte, sorprendiendo por su originalidad. El público se fue en con buen sabor de boca, en este segundo año, que “la muerte toma la Casa Mayor Guerra”, como novedosa propuesta teatral.
