La vida de Lola la Gibraltareña es un mosaico de historias llenas de luz, de sonrisas, carcajadas, música e incluso sabiduría, que la gran interpretación de Elisa Matilla, logró que el público sintiera cada palabra pronunciada en el gran monólogo con el que relató la vida en primera persona de Lola.

Desde el primer minuto se llevó al público al bolsillo, con esta historia dramática, contada con gran picardía. Gibraltareña presenta, la historia de una mujer que, sin proponérselo ni darse apenas cuenta, comienza a ejercer la prostitución, un oficio que desarrolla con mucha dignidad y poniendo el alma en ello. Ella piensa que cada servicio no es solo un acto de sexo, sino de amor, ese amor que ella perdió pero que no desiste en buscarlo como sus clientes.

Su sinceridad, su ingenuidad, su pasión por el oficio más antiguo del mundo han conseguido que Gibraltareña sea respetada por todo el campo de Gibraltar. Se siente importante y eso le da confianza. Su vida es un trozo de historia de los años 70. Unos años en los que la verja cerrada separó la vida de muchas familias. Una verja a la que ella se aferra y donde sigue soñando para poder seguir viviendo.

Las vivencias de este personaje llenó de ternura y humor al patio de butacas.

Autor y Dirección: Juan Luis Iborra. Productor Ejecutivo: Jesús Cimarro, Iluminación: Juanjo Llorens, Escenografía: Asier Sancho, Música: David San José, Vestuario: Paco Monleón.

El patio de butaca la despidió levantada entre aplausos, y ella agradecida se acercó hasta la puerta principal del Teatro y saludó y habló con todas las personas que quisieron felicitarla, incluida entre ellas la concejal de cultura.